"Those who pay careful attention to their tastebuds will discover
in the complex flavour of asparagus, tomatoes, cheese and meat, a common and
yet absolutely singular taste which cannot be called sweet, or sour, or salty,
or bitter..."
Dr. Kikunae Ikeda, Eighth International Congress of Applied Chemistry, Washington 1912.
Dr. Kikunae Ikeda, Eighth International Congress of Applied Chemistry, Washington 1912.
Si pedimos que nos nombren los
gustos básicos, resultaría fácil identificar como posibles candidatos a los sabores:
dulce, salado, amargo y ácido, recordando además aquello de las papilas
gustativas (que a veces se nos mezcla con las pupilas, seamos sinceros...), sus receptores bioquímicos y bla bla bla...
Pues, hay un
quinto que se llama umami. ¿¡De dónde
ha salido éste!?
Suena a japonés y es que hemos dado en el clavo…
Uma-mi…uma-tu…uma-todos…
La palabra umami proviene de la combinación de umai
(うまい)
"delicioso" y mi (味) "sabor". Fue elegida por
el autor de la frase que da inicio a nuestra entrada, el Dr. Kikunae Ikeda.
Este ilustre profesor de la Universidad Imperial de Tokio, se percató en el año
1908 que el sabor del dashi (un caldo japonés)
era distinto de los otros sabores (dulce, salado, amargo y ácido) y lo denominó
umami. Otros investigadores que lo secundaron
descubrieron otras sustancias umami,
debidas a nucleótidos característicos de determinados ingredientes
alimentarios. Uno de dichos investigadores, Akira Kuninaka, puso de manifiesto la sinergia
existente entre el glutamato y determinados ribonucleótidos, afirmando que se
obtenía una sensación de sabor umami
mucho más intensa al combinar ingredientes ricos en tales compuestos,
respecto del sabor que podría aportar cada uno por si solo.
Hoy en día el sabor umami es intensamente explotado por las mejores cocinas del mundo,
donde se utiliza, por ejemplo, el efecto sinérgico del glutamato y el inosinato (un
nucleótido) al combinar algas marinas con copos de bonito deshidratado (cocina
japonesa), pierna de ternera con cebollas y tomates (cocina occidental) y
repollo o col china con huesos de pollo (cocina china).
Con este background, no queda más que
remangarse las manos y experimentar en la cocina de casa con estas sinergias de
ingredientes y sabores…(además de amigarse con el chino del barrio para que nos
revele algún secretillo más de la “alta
cu-ccina-china”).
¿Qué esperan? Rienda suelta a los sentidos…y a experimentar!
Nota al pie: para tener una visión más amplia del
alcance del sabor umami a lo largo del globo no dejen de visitar la página Umami Information Center: http://www.umamiinfo.com/. Allí encontrarán
recetas y varios contenidos relacionados con esta “sabrosa” y particular experiencia sensorial que caracteriza al
sabor umami desde sus orígenes.
Me parece muy intersante debido a que yo considero que el sabor umami genera una sensación fisiológica similar a la que se da cuando tomamos algo que nos gusta demasiado y eso puede contribuir a que pensemos y sintamos que lo que estamos comiendo nos parezca realmente delicioso.Pero no se debe exceder porque podria causarnos a largo plazo daños a nuestra salud .
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ResponderEliminarEste artículo me me llamo mucho la atención , debido a la existencia de un quinto sabor llamado umami , el cual siempre lo agrego a mis comidas , como es el caso del ajinomoto .A mi consideración es un potenciador máximo de sabor , porque le da un sabor único a las comidas .
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