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lunes, 19 de mayo de 2014

Cata de café

Como en el vino, en los cafés existe una forma de evaluar organolépticamente los cafés y es mediante LA CATA.
En una cata tratamos de evaluar diferentes características:
·         Aroma: Oliendo la infusión.
·         Acidez: probando la infusión
·          Gusto: Probando la infusión
·          Retrogusto: es la sensación residual que persiste en la boca después de degustar el café 
·         Cuerpo: Valorado a través de la densidad y textura de la bebida.
     Conocer y distinguir las virtudes y defectos de un café está al alcance de cualquiera con mente abierta y sentido de la curiosidad. Requiere principalmente práctica para descubrir las características propias de cada grano a través de la comparación y valorando algunos puntos específicos que nos servirán de guía


Aroma
Un buen bebedor de café, al igual que un catador de vinos, antes de mojar los labios en el café, aspira su aroma. El aroma nos anticipa el sabor del café. Lo que saboreamos está determinado por lo que olemos. Con el olfato el paladar gana en variedad y matices.


Acidez

La acidez es una característica deseable en el café, que no debe ser confundida con lo agrio o amargo. Es la propiedad vivificante y limpiadora del paladar. Se experimenta en la sequedad que el líquido produce en los bordes de la lengua y en la parte de atrás del paladar, y le da a su sabor cualidades marcadas, vibrantes e individuales.

Cuerpo
El cuerpo se refiere a la consistencia y permanencia del café en la boca, a la viscosidad, peso y grosor con que es percibido en la lengua. Esta característica está relacionada con los aceites y las sustancias que se extraen durante el tratamiento del grano. Puede oscilar de ligero a fuerte o intenso.


Sabor

Se refiere a la impresión general de aroma, acidez y cuerpo. La acidez, el aroma y el cuerpo dan forma al sabor del café. Es la relación entre estos tres factores la que hace un determinado café más o menos agradable. Las características típicas del sabor son: riqueza, gama, complejidad y balance.

Retrogusto

El final o retrogusto es un término relativamente nuevo en la cata de café. Traído por los conocedores del vino, en él se describe la sensación inmediata después que el café es tragado. Algunos cafés se desarrollan al final, cambiando de manera agradable. Un tono picante puede moderarse y virar a cacao o chocolate en el acabado, o un matiz demasiado seco puede endulzarse al final.

Cualidades

Brillo, sequedad, agudeza, acaramelado, achocolatado, delicado, terroso, fragante, frutal, floral, maduro, dulce, salvaje, almendrado, picante: todos estos términos son apropiados para referirse a lo que es deseable en un café.
Amargo, muerto, sucio, plano, graso, agrio, delgado, duro, fangoso, rancio, áspero, gomoso, aguado, en cambio no hablan bien de una taza de café.

En el siguiente enlace se puede observar detalladamente una cata de café  donde se encuentra un grupo de catadores profesiones que evaluan todas las características del café


Aprender a distinguir los tostados es un primer paso, relativamente sencillo para aprender a degustar. El siguiente paso es descubrir notas características y conocer las diferencias del cafés por país o región de origen, y aquí ya nos adentramos en un ámbito ambiguo.

Pero otras son de dificil distinción incluso para un paladar medio-entrenado, las distancias más sutiles pueden ser llamativas, pero son difíciles de comunicar y, sobre todo, no serán uniformes de un año a otro de cultivo, o de una finca a otra.

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